miércoles, 26 de septiembre de 2012

Entre el miedo y la esperanza

Sí hay miedo. Por lo menos yo lo he sentido en primera persona en algunos momentos de esta tarde-noche alrededor del Congreso. Hasta ahora las imágenes que había visto de agresiones policiales habían sido en vídeo. Hoy, entre otras, he visto como reducían entre cinco pro-disturbios a una mujer sin motivo aparente , y luego esos mismos policias se han encarado con quienes estábamos alrededor, amenzando como matones de patio de colegio.

Pero no sólo ha habido agresiones por parte de la policía, sino una voluntad constante de provocar, de asustar, de encender la chispa. Desde algunos periódicos, como El Mundo, hablan en su portada de que se ha  visto "obligada a proteger el congreso empleando la fuerza". Es dificil mentir más. Durante toda la tarde las lecheras se han movido de un lado a otro, haciéndose ver sabiendo lo que eso tensa el ambiente. En un momento concreto en que la parte alta de Alcalá estaba llena de gente han abierto el tráfico, aún sabiendo que era imposible que pasaran (aparte de por la gente concentrada, porque ellos mismos tenían la calle cortada un poco más adelante). Menos mal que l@s conductor@s han tenido cabeza y paciencia y no han entrado en la pelea buscada. Un poco más tarde, al lado de Cibeles, en un momento donde había ya poca gente y muy tranquila, hemos visto un desembarco de 6 lecheras de las que se han bajado corriendo un buen montón de pro-disturbios, dando un buen susto al personal que no entendía a qué venía la cosa.Y la fiesta ha terminado en Atocha, persiguiendo y repartiendo en la estación. ¿Todo eso es necesario para proteger qué? ¿Porqué no perseguir a la gente hasta sus casas? Era el siguiente paso.

Por otro lado, de nuevo queda en evidencia el papel que juegan infiltrados de la policía en la agitación, como muestra el vídeo en el que unos encapuchados provocan la carga policial (0:38) y luego se unen a los policías para ayudarles a detener a algunas personas (3:04).

Y sí, he pasado miedo. Creo que no es bueno negarlo, reconocerlo puede ser el primer paso para superarlo, recordando qué es lo que nos lleva allí y, sobre todo, quiénes nos llevan allí: no es sólo por nosotr@s, sino por nuestra gente querida, por quienes vienen por detrás nuestra, por quiénes por distintos motivos no pueden estar allí. Porque no hay que olvidar que much@s de l@s más afectad@s por la situación actual no están presentes en estas concentraciones. Debemos recordarlo para poder buscar con ellas maneras de seguir luchando por "un mundo en el que quepan muchos mundos", como decían los zapatistas. Frente a la asfixia vital que nos imponen, creemos espacios conjuntos de transformación.

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