lunes, 1 de octubre de 2012

El derecho del revés

De lo habitual que es, la imagen tan frecuente en tantas y tantas manifestaciones puede desdibujarse, pero es absurda al mismo tiempo que profundamente injusta: policias con sus números de placa totalmente ocultos pidiendo que se identifiquen a ciudadan@s reunid@s para ejercer su derecho de libre reunión y expresión.

Las "autoridades" que se suponen a si mismas competentes explican el incumplimiento de su propia normativa aduciendo que los (pobres) policías pueden ser identificados (para eso es la identificación, ¿no?) y recibir denuncias falsas. Pero mientras unas identificaciones se esconden, a otr@s se les exige que saquen las suyas de sus cartera, bajo la premisa de controlar a los (posibles) generadores de altercados. Un mensaje claramente contradictorio, porque viene a decir que no se fían mucho de los tribunales de justicia (que deberían ser capaces de detectar las denuncias falsas), pero sin embargo quita herramientas a l@s ciudadan@s para poder defenderse en los casos en los que sea ell@s, y no la policía, l@s injustamente acusad@s de algo.Y así van las cosas, de manera que pese a las imágenes que venimos viendo desde hace meses desde el 15M ningún antidisturbios ha sido sancionado por agresión, e incluso se condecora a los altos mandos.

Un ejemplo concreto de cómo las identificaciones sirven para controlar la situación es el de el ya famoso camarero del Bar Prado, que tras defender a varias personas de los antidisturbios el 25S se encontró el pasado día 29 con la policía de nuevo en su bar, pero esta vez con las ideas más claras (de hecho esta vez sí que ha sido identificado, multado y empujado: "¡oído cocina!").

No se trata de evitar la violencia, si no de poder monopolizarla para mantener el "status quo". Y el que se mueve, le sacan de la foto, primero con avisos, luego con golpes, y si ni por esas, a los tribunales en los que tan poco confían las "autoridades".

P.D. Con gran acierto hoy han repetido el programa de Salvados de "Poli bueno, poli malo", con momentos tan gloriosos como el del antidisturbios que, con el pasamontañas tapándole el rostro,dice con aplomo: "Yo no tengo nada que esconder". Muy recomendable por lo esclarecedor de la lógica que se maneja desde ese lado.


No hay comentarios: