martes, 14 de mayo de 2013

La potencia de los pobres

Pocas veces me había encontrado con una presentación de un ensayo tan sugerente como la de "La potencia de los pobres", de Majid Rahnema y Jean Robert. No me ha dado tiempo para leer mucho más del libro, pero acá lo dejo por si alguien se anima a hacer una lectura compartida, junto con el prefacio tan "potente" en todos los sentidos...

"¿Dónde estaban los  pobres  durante todos  estos cambios  de “regímenes” y  de juegos de “poder”?  ¿Cómo se manifestaba su potencia ,  esa  potencia  de actuar   que  Spinoza denominaba potentia?  ¿No  ha sido  a  menudo contrariada, incluso  aplastada por  los nuevos pudientes y  los  hombres  de poder? ¿Peor,  no ha sido  a  su vez  afectada  por  las ilusiones  que  acompañaban  el  progreso  como  su sombra y  por  su consecuencia,  la  triste servidumbre  voluntaria,  que  habría  siempre  sido  la  fuente  de los  poderes de la  famosa tríada del tirano, del cura y del esclavo?

Nos  parece  que  el  tiempo de pensar  de otra  manera ha llegado.  Hay  mucho que aprender  de la  ética de vida propia  de los  pobres, de lo que  Gilles  Deleuze llamó  los devenires minoritarios.  Es urgente  repensar  el lugar  de estos  devenires,  de sus posibilidades  de florecimiento  y, a  la  luz  de estas posibilidades  a  menudo negadas, buscar  las  causas  profundas de las  tragedias  y  aporías en las  que  nos  hemos  dejado encerrar.


Algunos  autores  que  nos  han  inspirado  consideran  –  y  nuestra experiencia lo confirma  –  que  cuando esos  devenires minoritarios llegan  a  conciliar  la  fuerza  natural de los  deseos  y  la  razón,  llegan  a  ser  parecidos a  granos  de polen  capaces de diseminar su potencia  y  fecundar  a  otros que  encuentran  en el  camino.  Más  que  en las  mayorías masificadas, nosotros  ponemos  nuestras  esperanzas  en estas multitudes  de devenires minoritarios que,  al  decir de Deleuze,  “son todo el  mundo” y  se enriquecen  mutuamente en sus  encuentros.  Y, como  él, nosotros  ponemos  nuestras  esperanzas  en los  procesos, más  que  en las  instituciones  que  se erigen  como  la  liberación  de los  pobres, o  en las campañas de ayuda  a  los  pobres, o  incluso  en las  revoluciones  programadas  por  los revolucionarios  profesionales. 


Deleuze  escribía:  “Estos  procesos  operan  en “multiplicidades”  concretas,  es la multiplicidad  el  verdadero  elemento donde  algo sucede. Son  las  multiplicidades las  que  pueblan el  campo  de inmanencia, un poco como las  tribus  pueblan  el desierto  sin  que  éste  deje  de ser  un desierto”.  Y, en estas multiplicidades concretas, “los  procesos  son  los  devenires, y  éstos no se juzgan  según  el resultado  que  los  termine,  sino  según  la  calidad de sus  recorridos  y  la  potencia  de su continuación.”

(...)

No puede  existir, para  nosotros,  una  “receta general”  para  “ayudar  a  los  pobres”.  El respeto a  los  pobres  y  a  su potencia  nos  impone  más  bien, como  a  Spinoza,  el  “pulir nuestros  lentes” sin  cesar,  para  ver  mejor,  en todas  partes  y  en cualquier momento, lo que  puede  permitir  a  los  devenires minoritarios y  revolucionarios  comprender las relaciones  de fuerza  presentes.

(...)

La  potencia  de los  pobres   se expresa en los devenires  “minoritarios”  y  “revolucionarios”  que  la  encarnan,  más  que  en  las “soluciones”  propuestas  por  los  “expertos”  de izquierda o  de derecha que  se proponen, ya sea  “concientizarlos” en las  ideologías  de su elección,  ya sea  aplicarles una  forma  de
“ayuda” supuestamente necesaria para “superar su retraso” en relación a los ricos. En un mundo cada vez  más  opaco  y  peligroso, es importante  escuchar  y  seguir  esos devenires “minoritarios” en su combate  cotidiano por  un mundo digno  de todos   los humanos.


(...)

El sistema  dominante  parece  ser  un “devorador  de hombres”, retomando  una  expresión de André  Glucksmann. Su supervivencia  depende de los  cientos de miles de devenires minoritarios  que  él  devora, desvía  y  conduce  hacia sus  molinos.  Los  “problemas”,  aporías y  callejones  sin  salida  engendrados  por  su funcionamiento  pueden recibir  “soluciones”  aparentes de corta duración. Con  cada una de ellas,  la  transformación  de las  multitudes de devenires minoritarios –de  los  cuales usted y  nosotros  formamos parte–  en transgénicos  programados  para  un crecimiento  del PNB,  avanzará  un grado.  Esta hybris ,  esta  ambición y  este  orgullo desmesurados  del sistema dominante  no pueden más  que  tropezarse,  a  la  larga,  con  verdaderos  teoremas de imposibilidad  que  parecerán su némesis.  Es importante  cultivar la  esperanza más  allá de este  parón  al  orgullo y  la  desmesura,  y  que  los  granos  de polen  de vidas actualmente trampeadas  debido  a  su integración  sistémica  se liberen y, con  sus  encuentros,  restauren
la  condición humana en el  sentido de la  proporción  justa. 


(...)

Los  pobres, que  las  sociedades  de mercado  han  empujado a  las  diferentes formas modernas de la  miseria, sobrepasan  ya en número los  cuatro  mil millones de mujeres y hombres  que  viven  con  menos  de dos  dólares por  día.  Tratarlos  como  billetes de banco cada vez  más  devaluados  para  pedir a  la  economía que  los  revalorice,  no hace más  que agravar la  miseria que  amenaza  a  las  dos  categorías del  proletariado –  de penuria y  deabundancia– que,  según  Jacques Ellul, componen  la  otra  cara  de la  modernidad. Se tratamás  bien de escucharlos, de abrirse a  ellos,  de comprender su lenguaje,  de amarlos  y confiar en su potencia  de pobre,  para  que  un día,  quizás, los  pueblos que  vengan puedan finalmente redescubrir la feliz libertad de la pobreza elegida."

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