sábado, 10 de enero de 2015

Los porqués de la pobreza

"- ¿Papá, esos niños son pobres?

...

- ¿Y por qué son pobres?"

Esto es lo que Sara, mi hija mayor, nos preguntaba el otro día cuando fuimos al concierto de la Orquesta de Cateura, formada por varios chaval@s paraguayos que viven en la zona del basurero de Asunción y que a falta de otros recursos fabrican sus instrumentos con lo que encuentran en la basura.



Nos lo preguntó antes de empezar el concierto, en medio y al final. Mantuvo la pregunta frente a viento y marea, sin dejarse despistar, y no sería por falta de oportunidades: al comenzar apareció la reina saliente, Sofía, invitada al concierto, con el revuelo consiguiente del público, que se repitió a la salida cuando la gente se agolpaba para verla ir hacia el coche oficial; al final del recital fueron apareciendo artistas invitados que dieron otro color al concierto; el director de la orquesta y artífice del proyecto compartió distintas historias y anécdotas, e hizo un llamamiento al reciclaje como una de las claves para asegurar nuestro futuro...

Pero Sara insistía siempre con la misma pregunta: "¿Por qué son pobres?"

Difícil de explicar a una niña de cuatro años...

El concierto fue emocionante, y l@s chaval@s tocaron muy bien. Se ganaron el aplauso y la admiración del público. Otr@s, como la reina y alguno de los invitados, fueron recibidos con aplausos por el mero hecho de estar allí, sin más, como una especie de obra de caridad post-navideña. El pobre se tiene que ganar el reconocimiento con su esfuerzo. El rico simplemente por dignarse a mirar hacia abajo sin desprecio ya es aplaudido.

Los sonidos que salían de los instrumentos reciclados eran increíbles. De latas desechadas surgían hermosas melodías. Y podía parece que eso estaba bien por el carácter de sorpresa que tenían. Pero, ¿porqué esos chavales no pueden tener acceso a los medios que muchos otros disfrutan sin esfuerzo? ¿Todo su futuro deberá escribirse con remiendos que imiten las riquezas de otros?

Yo no supe bien que decir ante la pregunta de Sara. Pero la respuesta estaba allí. ¿Por qué esos niños son pobres? Porque no nos planteamos en serio esa pregunta, porque nos dejamos despistar con otras cuestiones que no son prioritarias, porque nos duele plantearnos en serio cuál es nuestra responsabilidad en la construcción de la desigualdad social y la pobreza, así como el qué podemos  para que no lo sean, ni ellos ni ningunos otros. Mientras tanto nos entretenemos hablando de reciclaje, observando los buenos gestos de la gente famosa, sorprendiéndonos con el ingenio que de la basura crea un milagro. Nos olvidamos así de lo fundamental.

Menos mal que quedan niñas de cuatro años para mantener encima de la mesa la pregunta clave.

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