viernes, 31 de julio de 2015

Escondida tras los números


"¿Y qué es la pobreza?", me preguntas. Pobreza eres tú...

Esto es lo que me viene a la cabeza de primeras tras leer el juego de opinión de Joaquín Leguina sobre los indicadores de pobreza, y que luego remachó tratando de explicarnos qué es la pobreza a las gentes no tan versadas como él en todo tipo de temas.

Pues voy a liarme la manta a la cabeza y a entrar en el asunto, aunque para ello sólo cuento con mi experiencia de 17 años de compromiso en la lucha contra la pobreza desde diferentes colectivos, principalmente el Movimiento ATD Cuarto Mundo, y a través del compromiso profesional como médico durante algunos años en Vallecas y en un Centro de Atención para Drogodependientes. Supongo que eso no es nada ante el conocimiento profundo de esta realidad que tiene Leguina, que seguro que ha leído mucho del asunto.

Dicho esto, que parece que me sitúa entre quienes tenemos un conflicto de intereses que nos hace exagerar la realidad para poder seguir viviendo del cuento de la atención a los pobres, quiero aclarar que mi compromiso siempre se ha situado en la línea de la lucha por la erradicación de la pobreza, y no en la mera asistencia a la misma. Porque me duele mucho ver a personas que considero amigas y compañeras, después de tanto que hemos compartido, encerradas pese a todos sus esfuerzos en la desesperación y la impotencia por no poder ofrecer un futuro con unas mínimas seguridades para sus hij@s. Por eso lucho, para acabar con estas situaciones desde una clave de dignidad y respeto a todas las personas sin excepción.

Tengo que reconocer que estoy de acuerdo con Leguina en que la medida del umbral de la pobreza no es una buena medida. Pero no por lo que él comenta, ya que sigue encerrando la realidad de la pobreza en lo meramente material, sino porque la frase que más he oído para explicar qué es la pobreza de parte de quienes la sufren es "Nos tratan peor que a los perros. Molestamos en todas partes". Y eso no se mide con números, pero es una realidad que no se puede obviar si de verdad queremos empezar a entender algo de qué es la pobreza.

 
Video realizado para la jornada "Derechos para una vida digna", con ocasión del 17 de Octubre de 2013, Día Mundial para la erradicación de la Extrema Pobreza.

Porque si nos quedamos solo en los números, es cuando es posible hacer ejercicios frívolos sobre si una persona vegetariana que viviera en una aldea aislada tendría más posibilidades de ser pobre al no comer carne y ser este uno de los indicadores AROPE de pobreza (¿considera que estos casos son tan abundantes como para deformar los resultados?), o olvidando la parte relacional y contextual de la pobreza al señalar que en un país desigual pero con altos ingresos no es posible que haya pobreza al tener todo el mundo unos ingresos mayores que en un país pobre. Es importante recordar que hay diferentes dimensiones, individuales y poblacionales, de la pobreza y la desigualdad, como bien explica siempre Milanovic. Ese tipo de argumentos es el que se ha utilizado desde siempre para invisibilizar la pobreza que hay en países llamados "desarrollados", ya que efectivamente acá seguimos estando por encima de unos ingresos de 1 o 2 dólares al día, como maneja en sus definiciones el Banco Mundial.

Pero como bien señala después en su artículo, la clave es poder tener una vida decente, o digna diría yo (eso de decente me suena un tanto moralizante, pero quizás es cuestión de gustos). ¿Y en qué consiste eso? Pues no sólo en poder ir al colegio o tener asistencia sanitaria gratuita, sino también de las condiciones en las que se ejercen o no estos derechos. Porque se puede ir a la escuela y no saber leer tras varios años por falta de medios o atención específica. Y aquí, por más que se quiera desvincular la desigualdad de la pobreza, no es posible. Está claro que la desigualdad no viene sólo en función de las rentas, pero estas influyen, claro está.

Esto de definir qué las claves de una vida digna es complejo, es cierto. En esta línea llevamos ya unos años tratando de profundizar en ATD Cuarto Mundo. Pero es algo que no es posible hacer si no nos levantamos de nuestros sillones y vamos al encuentro y diálogo a largo plazo con quienes viven en situaciones más difíciles. Es la única manera de entender qué es la pobreza y comprometernos de verdad en la lucha contra ella, para no encerrarnos en el asistencialismo que ciertamente en algunos lugares se practica.

Es desde este compromiso de toda una vida que J. Wresinski aportó la que para mí es la mejor definición de la pobreza: la ausencia persistente de seguridades en diferentes dimensiones de la vida (ingresos, vivienda, educación, reconocimiento social, etc.), que compromete gravemente las oportunidades de ejercer derechos y de asumir responsabilidades en un futuro previsible.

Yo es verdad que cifras no puedo dar. Pero sí que puedo constatar como, año a año, cada vez encuentro más personas que no pueden ejercer sus derechos ni sus responsabilidades, que se siente tratadas como desechos humanos, que se desesperan mirando un futuro que no promete más que miedos e incertidumbres cada vez mayores. No sé cuantas son, pero estoy dispuestos a apoyar para que puedan contar, más que ser contadas. Porque a partir de su perspectiva el análisis del sistema en el que vivimos es mucho más profundo, señalando injusticias intolerables.

Investiguemos, si. Pero aprendiendo a callar para oír a a quienes nadie escucha. 

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